A pesar de que hoy sigue siendo igual de primavera que ayer y que el sol sigue bañando los tejados, ahora no veo todo con el mismo optimismo que lo hacía ayer. Dos factores son determinantes para mi estado de ánimo; el primero, totalmente evitable, la resaca. El segundo, contra el que nada se puede hacer, que es domingo, y por lo tanto, acaba la semana, por lo que me espera el tan odiado momento de hacer la maleta y coger el bus. No es que me importe mucho, lo cierto es que con la rutina te acostumbras a cualquier cosa, y a mí ya ha llegado un momento en el que ni siquiera me da pereza volver todos los domingos.
Hoy el cuerpo(mi cabeza sobre todo), me pide algo suave, muy tranquilo, y no creo que pueda haber algo que merezca tanto llevar el adjetivo suave como los besos. Hay besos de todos los tipos, y la intensidad y precisión de los mismos varían al ritmo de los latidos que nos impulsan a darlos y dependiendo de la persona a la que los estemos entregando. Iván Ferreiro, en ésta preciosa ranchera llamada S.P.N.B.(Son Preciosos Nuestros Besos), hace toda una declaración de amor a los besos que, secretamente , se da con alguien, sin que nadie pueda verlos.
Confieso que, en este domingo de resaca primaveral, no hay nada que más me apetezca que "...alargarnos la sonrisa, sacudirnos la distancia y poder burlar al tiempo...". Porque, son tan preciosos nuestros besos, que no me importaría que fueran secretos. Porque las cosas no dejan de existir porque la gente no las vea. Yo soy feliz con que me des un beso, sea en secreto, en público, largo, corto...Me apetece un beso, sólo eso.
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