He oído muchas veces que la vida es como una película; tiene sus protagonistas, actores secundarios, finales tristes y felices...Amaro Ferreiro así lo ve, comparando una relación con una película en ésta canción, La Gran Pantalla. A mi no me gusta mucho esta comparación porque si lo que vivimos fuera una película eso implicaría que cada cosa que sentimos viene previamente escrita en el guión. Yo prefiero improvisar, odio tener la sensación de saber qué va a pasar y, mucho menos, acertar en mis pronósticos, que casi siempre son negativos. Piensa mal y acertarás, eso dicen. Y vaya si tienen razón. Hay ocasiones en las que sé que de nada sirve esforzarme y luchar porque, aunque lo que persiga merezca la pena, sé de antemano qué papel me corresponde en la historia, y de ahí no puedo salir. Me encantaría romper el estúpido guión, saber que, puede que consiga lo que quiero o no, pero que lo que suceda sea el resultado de mis acciones; poder rodar todas las escenas sin haber estudiado el papel...Pero claro, son tantas cosas las que me gustaría poder cambiar...Y no, no me conformo, no quiero ser el típico actor encasillado; no en mi película...ni en la tuya tampoco. Déjame que cambie si no el final, el nudo.
¿Qué hubiera pasado
de habernos encontrado los dos fuera de plano?
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