Nunca he tenido la suerte de estar con una chica a la que le gustara Quique González, como mucho he conseguido que le llegara a gustar alguna canción, pero nada más que eso. Pero que a las chicas con las que he estado no les gustara no me ha impedido relacionar muchos de los momentos que con ellas he vivido con determinadas canciones suyas, y esto de relacionar canciones con instantes vividos me ha llevado en más de una ocasión a no poder escuchar esos temas por miedo a que se me caiga el mundo encima. Eso es lo que me ha pasado hasta hace unos meses con Se nos iba la vida, una de las canciones que más cosas me hacen sentir del señor González. Escuchar la letra de ésta canción me transporta irremediablemente a los momentos en los que creía, estaba seguro, que lo nuestro era para siempre, que era imposible que algo tan intenso pudiera acabar. Esos momentos, cuando ya llevas un tiempo de relación, en los que todo es perfecto y nada puede hacerte pensar que las cosas cambian y que todo, absolutamente todo, termina, o como dice Drexler, se transforma. Momentos, en definitiva, en los que se nos iba la vida. Pues bien, hasta hace poco no era capaz de escuchar esta canción, sólo lo hacía en esos momentos masoquistas que todos tenemos (o al menos yo), en los que nos apetece estar tristes y darle un buen puñetazo a nuestros recuerdos en plena boca del estómago. Porque escuchar estaré consiguiendo sentirme yo mismo en las pieles de otros, en la boca de todos es muy duro cuando se echa de menos a alguien y no sabes qué es de ella. Pero, ya lo he dicho, todo cambia, y lo que antes me hacía sentir un vacío en el cuerpo como si no hubiera comido en una semana, ahora hace que se me escape una sonrisa, porque con el tiempo todo adquiere otra dimensión y yo, pase lo que pase, prefiero quedarme con las cosas buenas que con malos recuerdos. Además, con el paso de los días siempre te acabas dando cuenta de que lo que pierdes por un lado, lo ganas por el otro, siempre. El tiempo te ayuda a superarlo todo, y la mejor prueba de ello es que hoy esté hablando de ésta canción que hasta hace un tiempo me apuñalaba la memoria; hoy, simplemente, sonrío. Es más, me encantaría que Quique la volviera a tocar en el próximo concierto suyo al que vaya.
El vídeo de hoy lo grabó un amigo mío el 27 de octubre del 2006, en la Sala Rock Star de Bilbao, al que fuimos porque él nunca había visto al Kid y se moría de ganas. Os dejo también una foto que sacó que siempre me ha encantado. Pasad un muy buen día!
Se nos iba la vida al quitarnos la ropa
en aquella pensión tan pegada a la playa,
nos contamos mentiras, nos compramos promesas
nos hacían cosquillas las luces del alba.
Se vestía deprisa, encendía un cigarro,
me miraba a través del espejo del baño
y se echaba a reír.
Me ponía a tocar Si estuvieras aquí
No no woman no cry. Déjame. Stand by me
y de pronto se fue de las manos
no la he vuelto a ver
y los niños me lanzan un corte de mangas
al pasar el tren.
Y que no rocen la herida,
no me ofrezcan otro trato,
no me vayan a engañar,
es la forma más sencilla
cuando eludes tu pasado
de no, de no volverlo a pisar.
Estará como siempre en alguna frontera
persiguiendo algún tipo en mitad de la noche,
estará consiguiendo vivir de quimeras,
recordando los cuerpos, olvidando los nombres.
Estarán intentando sacarme de quicio
las miradas al sur, los recuerdos de entonces,
estaré consiguiendo sentirme yo mismo
en las pieles de otros, en la boca de todos
Y que no rocen la herida…
Y el amor es la moneda que dejamos
siendo niños en la vía del tren.
Y tu cama la autopista que incendiamos
no tan jóvenes.
Y que no rocen la herida…
Se nos iba la vida al quitarnos la ropa
en aquella pensión tan pegada a la playa
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