domingo, 14 de diciembre de 2008

"En el disparadero", Quique González

Me costó muchísimo conocerla en profundidad, la estuve viendo pasar por delante de mis ojos una y otra vez, escuchándola distraído pues toda la atención de mis sentidos se dirigía a otras canciones cada vez que Salitre 48 empezaba a sonar. Es difícil, por no decir imposible, reclamar un puesto privilegiado en mis oídos y mi corazón teniendo que competir con destacadas y esenciales compañeras de disco como Salitre, Crece la hierba, Rompeolas... Sin embargo, En el disparadero aguardó su ocasión. Jamás discutió con sus canciones hermanas, nunca levantó la voz, espero silenciosa su oportunidad, con la confianza de quien se lleva preparando años y sabe que no va a fallar. Y así sucedió el día que me pilló desarmado, sin pistola ni chaleco antibalas, sólo en el callejón del silencio. Me empujó contra la pared, me agarró de los cuellos de mi camiseta y me dijo; escúchame. Y no me quedó más remedio. La miré a los ojos fijamente y dejé que me envolviera con sus palabras, escuché su historia, aguanté su llanto y terminé abrazándola, perdonándole la violenta manera en la que me había asaltado, compadeciéndome de los días de soledad que había pasado a la espera de que le prestara mis oídos. Desde que tuve aquel encuentro, En el disparadero se convirtió en una compañera de viaje que va de la mano conmigo allá donde voy. Nunca me perdonaré la marginación a la que la sometí, obnubilado como estaba por la magia y fuerza de ésas que se suponían sus amigas y que siempre le robaron el protagonismo que me pedía a gritos.
En el disparadero es una canción que tenía escondida en el cajón de la ropa interior, a salvo de miradas y oídos extraños, la guardaba para un día especial que, pensaba, tardaría en llegar. Sin embargo, la vida te pone las cosas delante a la misma velocidad que te las arrebata, y yo pensaba que estaba muy lejos de perder mi mirada en las dos esquinas de tu pelo largo, nada me hacía pensar que dormiría en la madrugada de tus ojos claros tan pronto... Y aquí estoy, detenido y esposado. Pero no, no me hace falta un abogado, creo que, por una vez, me sabré defender solo... ;)
Que la disfruteis...



2 comentarios:

bydiox dijo...

Sí, es una de esas canciones que no sobresalen del disco pero que aislada y sacada de contexto observas que es jodidamente perfecta.

Mikel dijo...

Bydiox!
Lo que dices es exactamente lo que yo quería decir...sin marear tantísimo la perdiz! ;)
Un saludo!