Neil Young es un cantante canadiense que roza la edad de la jubilación, aunque supongo que sobran las presentaciones, ¿quién no lo conoce?. Lleva más de cuarenta años en la música, y en sus espaldas lleva el peso de más de cincuenta discos publicados en solitario, con The Still-youngs Band, Buffalo Springfield y con Crosby, Still y Nash. ¡Cincuenta!. Es uno de los artistas más relevantes de la historia de la música, un icono, un referente para más de cuatro generaciones de rockeros. Mi padre y el tuyo lo escuchaban, tú y yo lo hacemos y mucho tendrán que cambiar las cosas (las cosas o los padres ;) )para que mis hijos no lo sigan haciendo. Discos como el Harvest o el On the beach son tesoros que no deberían faltar en la colección de un buen amante de la música, de la de verdad, la que no tiene trampas ni trucos.
Ésta es la primera entrada que escribo sobre Young, y es por eso que he decidido dejaros con la que para mí es una canción que para el mundo, Heart of gold. Un melenudo y joven Neil, con una sola armónica y su guitarra consiguen que no sea capaz de pensar más que en lo que escucho, lo que dice...
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