Coque, Coque, Coque... Cada vez que me pongo a escribir sobre ti me pasa lo mismo, siento la obligación de confesarme, y siempre acabo reconociendo que nunca fui un gran fan tuyo ni mucho menos. No, la verdad es que Los Ronaldos nunca fueron uno de mis grupos favoritos, y nunca me paré a escuchar una canción tuya hasta hace un par de años, cuando el azar puso en mis manos La Hora de Los Gigantes. Ese disco, esa joya, me descubrió el talento que se escondía tras esa voz y ese bigote tan peculiares, y desde entonces te respeto y considero que eres uno de los músicos nacionales en mejor forma de la actualidad. Ahora no dispongo del tiempo que quisiera para escuchar música, pero siempre tengo a mano esa maravilla llamada Termonuclear que publicaste recientemente, y aunque estemos en mayo, ya lo considero uno de los candidatos a convertirse en uno de los discos del año. Hoy, con tu permiso, quería compartir con los amigos de este rincón una de mis canciones preferidas de tu último trabajo, La Carta, porque estoy seguro de que les va a encantar, ya verás. Nada más, Coque. Que la -buena- música no pare. Un saludo, Mikel.
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