Tenía ganas de hablar de Nitoniko desde que los descubriera hace un par de semanas, pero el verano nunca fue la mejor época para sentarse delante del ordenador y, ya véis, me ha costado lo suyo... Sea como fuere, Nitoniko nace como el proyecto personal de Juanjo Pedro, que después de formar en las filas del dúo Chocolate con Churros decide seguir con su aventura en solitario grabando algunas maquetas entre el 2004 y el 2007. Gracias a las canciones que va grabando, su música comienza a sonar en Radio 3 y Juanjo actúa en algunos de los festivales más importantes del país, pero pese a la excelente respuesta del público, el de Gandía no consigue publicar un disco, el sueño que persigue todo aquel que aspira a vivir de la música. Con el tiempo, Aina, Marc y Víctor se suman al proyecto convirtiéndolo en un grupo, y se instalan en uno de los epicentros de la actividad musical nacional; Barcelona. Ante la imposibilidad de hacerlo aquí, Nitoniko publican su primer disco en México, obteniendo una gran acogida y, sorprendentemente, bastante repercusión en nuestro país, así que un año después por fin consiguen su objetivo de publicarlo en España en una edición muy similar a la que lanzaron al otro lado del charco. En los últimos meses, el nombre de Nitoniko corre como la pólvora de boca en boca, saltando de oído en oído y ganando cada vez más adeptos de ese fresquísimo electropop que nos ofrecen. Hoy quiero que escuchéis una canción a la que no paro de darle vueltas los últimos días, en una versión acústica-rupestre preciosa que, avisados quedáis, no podréis sacaros de la cabeza. ¿Por qué? Porque...
Por cierto, si queréis conocer más cosas sobre el grupo visitad su Myspace donde, además, podréis descargaros su altamente ecomendable primer disco...
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