Hace ya un par de semanas en las que ver el teldiario o abrir el periódico me produce asco, más del habitual. Se me cae la cara de vergüenza cada vez que hablan de la matanza que se está viviendo en la Franja de Gaza, donde un día tras otro mueren decenas de niños, mujeres, soldados... personas. Me indigna ver cómo las grandes instituciones y países se lavan las manos y miran hacia otro lado tratando de ignorar la tragedia que late en Palestina. Es necesaria una solución inmediata, que cesen los bombardeos y se firme una paz definitiva, pero, según dicen, esta vergüenza no acabará hasta que Israel haya conseguido los objetivos militares que se ha fijado. Cierto es que los isrelíes viven con la permanente amenaza del terrorismo palestino, pero sus respuestas son desmesuradas, bombardeando indiscriminadamente, aplastando y masacrando a un pueblo que, al fin y al cabo, sólo pide lo que es suyo. Una lucha entre tanques y tirachinas, pistolas y piedras que cada día se toma la vida de gente inocente. No me gusta hablar de política en éste rincón dedicado a la música, pero la cultura tiene mucho que decir, más aún alguien que, como Marwan, es hijo de padre palestino. Los hijos de las piedras habla sobre lo que se está viviendo estos días, pero no es una canción nueva, desgraciadamente encaja perfectamente en cualquier día de las últimas décadas. Cuesta trabajo meterte en la cama, con la calefacción dada y después de haberte bebido un vaso de leche caliente cuando sabes que, a miles de kilómetros pero bajo el mismo cielo, gente como tú no puede cerrar los ojos por miedo a que una bomba estalle y jamás vuelvan a abrirlos. No es justo, y tiene que parar ya. Palestina, Israel y el mundo entero necesita la paz...
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