Ya está, hemos posado nuestros pies en el año 2009 y ya no hay vuelta atrás. Éste año he decidido no hacerme falsos propósitos; hace ya tres meses que no pruebo un cigarro (¡tres meses!), no voy a ir al gimnasio porque me aburre y las pesas, or lógico que parezca, pesan, ni me voy a alimentar a base de verduras porque no me gustan y además mi padre es carnicero. Éste año mi propósito es, simplemente, ser feliz. No, no he tenido un mal año ni mucho menos, pero quiero que el que acaba de entrar sea mi año, y no voy a esperar a que pase el tiempo para que se vaya cumpliendo, quiero seguir sonriendo como hasta ahora los próximos 364 días que le quedan al novato 2009. Está bien proponerse cosas que casi nunca cumpliremos, pero yo voy a empezar a construír mi año desde ahora, y quiero que los doce meses que están por venir sean inolvidables, para mí, para tí y para toda la gente que me importa. No quiero esperar a que el futuro me traiga nada, prefiero ser yo quien lo busque y lo encuentre en el presente.
Hoy os dejo una canción de Luis Ramiro que en cierto modo expresa bien el tema sobre el que os estoy hablando, díle al futuro que espere un segundo dice el cantautor, y así es como pienso y me siento yo hoy. Es curioso lo que me ha pasado con Luis; llevo años escuchándole muchísimo, y desde que lo ví en el concierto privado del 23 en Bilbao, y a pesar de que tengo unas navidades llenas de conciertos, no he parado de escuchar sus canciones, todas, aunque me las conozco como la palma de mi mano. Tengo muchas ganas de volver a verle, en un concierto de verdad, subido en un escenario, aunque no me importaría asistir a otra quedada...
Creo que se me olvidaba, ¡Feliz 2009 a todos! Un abrazo.
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