Los Beatles son sin duda el grupo que más he escuchado en mi vida, me han acompañado desde muy pequeño y ahora, con mis 24 años, sigo disfrutando de sus canciones y redescubriéndolos por enésima vez. Lo cierto es que los de Liverpool son un grupo que gustan a casi todo el mundo, da igual a quién preguntes, no hay nadie que hable mal de ellos aunque su cultura sobre el grupo se reduzca a conocer Yesterday o Yellow Submarine. Los Beatles fueron los primeros en hacer muchas cosas, fueron pioneros de nuevos estilos musicales, marcaron tendencia y se convirtieron en el grupo más importante de la historia. Da igual los siglos que pasen, jamás se volverá a repetir un éxito así en la historia, ningún grupo logrará jamás llegar donde los Beatles lo hicieron. A mí me empezaron a gustar desde que, siendo muy pequeño, empecé a aprender inglés, ya que uno de los métodos más divertidos que utilizaba mi profesora era aprendiéndonos canciones de los Beatles (Hello goodbye, Yellow Submarine...), y allí empecé a engancharme a ellos. Recuerdo que sus canciones me hacían sentir bien, me encantaba ver sus vídeos y en plena efervescencia adolescente me lamentaba de no haber sido joven cuando estalló el movimiento Beatle, y, como dice Sabina, no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió...
Conozco casi todas las canciones del grupo de memoria, y mi fanatismo fue tan exagerado durante un tiempo que tuve que dejar de escucharlos a diario una temporada poque creía que los había desgastado. Sin embargo, llevo ya unos meses en los que he vuelto a caer en la magia de los ingleses, y estoy volviendo a sentir emociones que creía irrecuperables, sólo hacía falta quitarles el polvo un poco...
Ésta es la primera vez que hablo de ellos en el blog, y es que me inspiran tantísimo respeto que me cuesta empañar con mis palabras las preciosas canciones de John, Paul, Ringo y George, pero una vez abierta la veda... Os extrañará que en la primera entrada que escribo sobre los Beatles os hable de Penny Lane, pero es, si no la más importante, una de las que más ha significado para mí en la vida. Tanto me ha gustado siempre Penny Lane que creo (hace muchos años ya) que cuando me propusieron aprender a tocar un instrumento elegí la trompeta sólo para poder tocar ésta canción. Nunca lo conseguí, más que nada porque mi historia con el instrumento de viento acabó el día que el corrector dental (o aparato) llegó a mi vida (muy pronto por cierto), y ésa es una espina que tengo clavada. Me gusta Penny Lane porque me trae imágenes preciosas a la cabeza, las de una calle de una gran ciudad donde todos se conocen y se llevan bien. Penny Lane es una calle de Liverpool cercana al barrio donde John y Paul crecieron, lo que yo no sabía es que estuvieron a punto de cambiarle el nombre ya que era un homenaje a James Penny, un comerciante de esclavos del siglo XVIII. Estuvieron a punto, ya que podeis imaginaros cuál fue la reacción de la legión de fans que se opuso a ésta medida, indignados con la posibilidad de que una de las calles más representativas de la oscura ciudad inglesa perdiera el nombre que la había hecho famosa.
En definitiva, Penny Lane es una canción que me hace sentir maravillosamente bien, es el sitio donde iría si quisiera ser feliz. Espero que os guste tanto como a mí, ¡saludos!
2 comentarios:
un temazo de los más grandes de Liverpol! son irreprtibles.
Totalmente de acuerdo. Irrepetibles.
Besos!
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