jueves, 27 de noviembre de 2008

"De amor y casualidad", Jorge Drexler

Nadie en el mundo tiene la facilidad de Jorge Drexler para escribirle a la vida, a los sentimientos que hacen girar el mundo, y a los problemas que acechan detrás de cada esquina, en las sombras. Os dejo ésta canción porque me parece increíble la manera que tiene de defender que somos persona por encima de patriotas, al único lugar al que pertenecemos es al mundo. Ayer por la noche hablaba sobre los nacionalismos, y después, pensando, me dí cuenta de cómo ha ido cambiando mi percepción sobre el asunto con el paso de los años. Es normal que sientas amor por tu tierra, lo que no tiene sentido es que pasemos la vida peleándonos por banderas que no son más que trozos de tela con distintos colores. ¿Qué es lo que me diferencia a mí de un gallego o un aragonés?. Está claro que en cada zona tenemos nuestras costumbres y cultura, el fallo que cometemos es que siempre las estamos comparando para ver cuál es mejor, cuando lo que deberíamos hacer sería aprovechar la gran riqueza cultural que tenemos y compartirla, aprender unos de los otros. Está claro que existen miles de diferencias entre nosotros y, por ejemplo, un aborigen de Nueva Zelanda, pero detrás del color de la piel, y de la lengua que hablan, él es, como yo, alguien que se enamora, siente decepciones y sueña por las noches. Drexler no lo podría decir mejor, somos el fruto del amor y de la casualidad, el resultado del azar y de la fusión de dos personas, y el amor no entiende de orígenes. ¿O acaso no sería la misma pesona si mis padres, en vez de en Álava, se hubieran conocido en Madrid?...

Tu madre tiene sangre holandesa,
yo tengo el pelo sefaradí,
somos la mezcla de tus abuelos,
y tu, mitad de ella y mitad de mí.

El padre de tu madre es de Cádiz.
Mi padre se escapó de Berlín.
Yo vengo de una noche de enero,
tu vienes de una siesta en Madrid.

Tu madre vino aquí desde Suecia,
la mía se crió en Libertad.
Tu madre y yo somos una mezcla,
igual que tú, de amor y de casualidad,
igual que tú, de amor y de casualidad.

Tu madre tiene los ojos claros,
yo un tatarabuelo de Brasil,
yo soy del sur, de Montevideo,
y tu mitad de allá y mitad de aquí.

En este mundo tan separado
no hay que ocultar de donde se és,
pero todos somos de todos lados,
hay que entenderlo de una buena vez.

Tu madre se crió en Estocolmo,
la mía al sur de Tacuarembó;
tu madre y yo vinimos al mundo,
igual que tú, porque así lo quiso el amor,
igual que tú, porque así lo quiso el amor.


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