Vivir en Bilbao, como gran ciudad que es, tiene muchísimas ventajas; aquí está el Guggenheim, el Athletic (soy culé, pero tendríais que ver cómo se vive el fútbol aquí), y tiene una gran oferta en cuanto a concieros se refiere. Podría decir que aquí puedo encontrar todo lo que busco, pero, desgraciadamente, no es así. ¿Y de qué se queja éste?, os preguntareís. Pues muy sencillo, me quejo de que me resulta casi imposible conseguir los discos que quiero sin tener que pedirlos por internet. Sí, tenemos Fnac y Corte Inglés, pero si lo que quiero es el disco de algún cantautor o grupo minoritario, nunca doy con él, y dudo que haya alguien que se pasee más que yo por esos lares. Queda bien tener una estantería que reza Canción de autor, pero, amigos, hay vida más allá de Joaquín Sabina, Aute y Pedro Guerra(maestros todos ellos, por otra parte). Esta indignación matutina es principalmente porque aún no he conseguido dar con el nuevo disco de Luis Ramiro, pero podría extenderlo a lo vivido en el último mes; ni rastro de Fabián, ni de Love of Lesbian(llegó la semana pasada), ni Francisco Nixon, ni Pájaro Sunrise. Eso sí, ediciones de vinilo de lo último de El canto del loco para dar y tomar, y qué decir del nuevo discazo de Álex Ubago o el imprescindible álbum del gran Carlos Baute, camiones y camiones de discos que, imagino, alguien se llevará...
Mientras sigo esperando que Dramas y Caballeros caiga en mis manos, me tengo que conformar con buscarme la vida por internet y dar con videos como éste, en el que Luis interpreta Relocos y recuerdos en plena calle madrileña. Un Luis Ramiro que, por cierto, apareció hace unos días en el telediario y al que parece que, justa y merecidamente, le está llegando el reconocimiento comercial. El otro, el de los amantes de lo bueno, ya se lo ganó hace tiempo con canciones como ésta...
No estoy loco,
estoy reloco por vos...
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