Vinodelfin

Cuando el mismo sueño se repite, puede convertirse en obsesión. Una frase que sirve perfectamente para ilustrar mi fijación por éste grupo, sacada precisamente de una de las canciones de su último disco. No ha habido día n las últimas semanas en el que no les haya escuchado. No escondo que, como ya he dicho otras veces, no esperaba mucho de un grupo del que su primer disco no me había llegado, pero desde que escuché Seres únicos por primera vez, sentí que algo especial me esperaba detrás de sus once canciones. Cuando se te cruzan dos sentimientos tan opuestos como el desear que se acabe el disco para volver a escucharlo, y por otra parte que nunca termine para no dejar de descubrirlo, es que tienes algo grande entre las manos, y el álbum de los catalanes es, para un servidor, la gran sorpresa del año. Cuenta con la gran ventaja de contener dos de las canciones que más insistentemente estoy escuchando, Mariposas y Tobogán, pero la cosa no acaba ahí, ni mucho menos. La exhuberante belleza de Habrá salida, el indudable encanto del pueblo que vino del fin, Amaros, la fuerza de Caballo soy, el aire épico de Mi inspiración, el vitalismo de Más que una duda o el sonido flamenco-árabe electrónico (ahí queda eso) de Reconocer son motivos más que suficientes para que abrais las ventanas y dejeis que toda la luz que estos catalanes nos traen iluminen vuestros días. Once canciones que dibujan un paisaje precioso, pasando por todos y cada uno de los colores del mundo. Más que recomendable, imprescindible.

"Reconocer"



"Caballo soy"



"Habrá salida"